Si
ha intentado todos los consejos anteriores y el caballo sigue con su
desobediencia, hay que usar unas medidas más duras. ¡Necesita mucha paciencia y piense que deberá
ser muy estricto pero siempre justo!
Si
el caballo gira y no se está quieto, póngale entre una pared o valla y una paca
de paja (o dos pacas seguidas) paralelas a la pared. Párelo. Con las riendas
cogidas suavemente, ponga el
pie en el estribo. Si el caballo sigue quieto acaríciele, y después, ponga un poco más de peso en el
estribo. Si se mueve el caballo, párelo rápidamente y vuelva a ponerlo en el mismo
sitio. Inténtelo tantas veces como sea necesario hasta que se esté quieto, y
luego súbase despacio. En todo momento, si el caballo es obediente, hay que acariciarle mucho pero
en el momento en el que se mueva, párelo inmediatamente, bájese e inténtelo de
nuevo. Repítalo hasta que el caballo espere la ayuda que le indique que puede
avanzar.
Si
intenta ir marcha atrás, ponga una paca de paja detrás de él. (Debe tocar la paca
después de dar 2 o 3 pasos atrás). Lleve una fusta y si después de varios
intentos el caballo sigue moviéndose hacia atrás, déle con la fusta y devuélvalo
a su sitio original. Si la paca de paja no funciona, póngalo con la grupa
contra la pared en una esquina y súbase con la ayuda de una paca de paja. Hay
que repetir la lección muchas veces hasta
que el caballo esté acostumbrado a quedarse quieto. Cuando permanezca quieto y
obediente en su sitio medio “cerrado”, puede subirse solo por medio de una paca,
sin usar la pared. Luego desde el suelo. En todo momento es imprescindible no molestar al caballo, ¡no le
clave la punta del pie en las costillas, ni se desplome de golpe en la silla!
Después
de esta enseñanza podrá subir con tranquilidad y el caballo debe esperar su ayuda para avanzar.
Indudablemente el caballo no esperará mucho tiempo, y por lo tanto, habrá que
practicar esto también. Después del trabajo diario en vez de bajarse
rápidamente sería instructivo parar, esperar varios segundos con el caballo
quieto, y bajarse después de haberlo acariciado. El caballo debe esperar cada
ayuda del jinete.
Mucho
sentido común y sobre todo, mucha paciencia. Con práctica y estos dos
ingredientes podrá educar cualquier caballo.
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